PASTA AL PESTO FÁCIL, MÁS VERDE Y MÁS RICA

Seguro que todos habéis probado, o cocinado, alguna vez algún tipo de pasta al pesto. En cualquier caso,  creedme  si os digo que esta pasta al pesto fácil y más rica, hace honor a sus calificativos, por que lo es, y ¡ lo es de verdad! 

Esta receta, está inspirada en otra del conocidísimo chef israelita, Yotam Ottolenghi, que es de ley citar la fuente, pero,  por supuesto y por costumbre, yo la he tuneado a mi entender y comodidad para convertirla en receta  facilona y lucida total.

Todos los ingredientes para la  realización de esta pasta al pesto fácil y más rica, los podéis  encontrar en vuestro supermercado Gadis más cercano, incluida la pasta Garofalo BIO que ha sido todo un descubrimiento para mi.

Y otro truquillo que uso siempre, es comprar queso parmesano al corte en la charcutería de Gadis. A mi me gusta más este Parmesano,  que el precortado y  ya envasado al vacío que podéis encontrar en el lineal de muchos otros establecimientos.

Y no me enrollo mucho más. Ya sabéis  que yo digo siempre que tengo alma de gorda, (y no sólo el alma), porque lo que más me gusta del mundo, y por este orden, son: las pastas, el arroz y las patatas…Y teniendo ya en cuenta esta debilidad de mi carácter, de mi carácter gastronómico, quiero decir, hacedme caso  si os ruego ¡encarecidamente! que probéis esta receta.

Habrá un antes y un después en el pesto de vuestras vidas…

IMPORTANTE: ERRORES ESPAÑOLES A EVITAR EN EL MANEJO DE LA PASTA

Siempre, o casi siempre, todos, o casi todos, en  España, cometemos errores imperdonables con la pasta. Con la pasta alimentaria, quiero decir…

1. Cocerla demasiado tiempo.

2. Ahogarla en salsa de tomate como si no existiese un mañana, ni otra salsa en el mundo.

3. Rematarla, cremándola en el horno bajo capas de queso rallado en polvo y de muy mejorable calidad.

4. Enmantequillarla, añadiéndole aceite en el agua de cocción, para que así, creyendo que evitamos que se pegue, lo que conseguimos es «barnizarla» y que no penetre el sabor de la salsa de turno en ella

5. Y ya, en el colmo de los colmos, la muy «abuelística» costumbre, de refrescarla con agua del grifo para restarle  el máximo de sabor posible.

Es convenirente hacer un examen de conciencia previo a la manipulación  de este alimento.

 

Aproximado proceder:

Ponemos una tartera al fuego  con abundante agua. Cuando el agua hierva, añadiremos la sal y nada más que la sal, e incorporaremos la pasta. Dejamos que cueza el tiempo indicado por el fabricante.

Mientras, en el vaso de una batidora disponemos: la lata de anchoas  con su aceite, unos 20 gramos de albahaca fresca, 1 diente de ajo, un puñadito de pistachos pelados y un  poquito de parmesano. Añadimos el aceite y trituramos. (Tiene que resultar una salsa espesita).

En un estuche de silicona para micro, cocemos los guisantes,  aún congelados, durante 4 minutos. Reservamos.

También podemos incorporar los guisantes congelados  a la tartera donde cuece la pasta. Añadiéndolos 3 minutos antes de que acabe su cocción oficial, bastará.

Escurrimos la pasta y los guisantes y los  disponemos en un recipiente amplio. Vertemos sobre ellos nuestra salsa al pesto diferente y removemos bien.

Disponemos la pasta con su pesto en el plato de servir y, rápidamente, para evitar que se enfríe, añadimos un buen puñado de pistachos semipicados, unas lascas finas de queso parmesano, un poco de ralladura de lima (importantísima)  y espolvoreamos con pimientas molidas. 

Y no hay mucho más que añadir…

¡Probadla y ya me contaréis…!