MAGDALENAS DELICIOSAS
Imprimir recetaINGREDIENTES
- 3 huevos XL COREN
- 175grs azúcar
- 150grs aceite girasol ABRIL
- 1 naranja
- 175grs de harina normal
- pellizco de sal + 8grs de levadura química ROYAL
- 50grs de leche entera
- 40grs de licor de naranja COINTREAU
- canela+azúcar para cobertura
Yo, que soy mucho de inspirarme en recetas ajenas (siempre citando fuente) para luego modificar unas cuantas cosas en busca de ese facilón y lucido que tanto me gusta, os diré que estas magdalenas deliciosas son una copia exacta de las que me enamoraron en el perfil de @belencasalphoto. Perfil que ya que estamos, os recomiendo, ¡y mucho!, seguir.
Yo, que como Proust, puedo evocar mi infancia y todo el tiempo perdido cuando horneo bollería en mi cocina, me fui en busca de estas magdalenas perfectas (y deliciosas) al perfil de Belén.
Así que sin ninguna innovación por mi parte me limito aquí a fusilar la receta de magdalenas deliciosas que hasta un niño en primero de prescolar de repostería podría perpetrar. Y si yo conseguí hacerlas, cualquiera puede también lograrlo.
Esta es la primera receta de marzo para Gadis supermercados y, como soy tan poco dada a publicar recetas de repostería, que más bien son cocina dulce, decidme en comentarios si os interesa esta sección y me queréis ver más dulcita en vez de tan saladita…
NOTA: hace ya muchos años y cuando este blog comenzaba, os expliqué porqué Dios no me llamó por el camino de la repostería. Os dejo un corta y pega de aquela historia aa continuación:
«Mi particular teoría se basa en que carezco, por completo, de las virtudes que en la cocina, y lo que es más importante, en la vida, tienen que adornar a los que practican con éxito la repostería y otras similares disciplinas.
A saber:
Orden, Obediencia, Exactitud, Sistema, Previsión, Medición precisa, Paciencia y Disciplina.
Virtudes todas ellas que, honradamente, por ajenas y poco practicadas, desconozco completamente. O casi.
Mi orden es universal y particular, tirando, más bien, a caos controlado.
Mi debida obediencia, indebida. Y siempre.
Mi exactitud, inexistente, habida cuenta, además, de mi también personal teoría de que las cosas no son como suceden sino como se recuerdan.
De la previsión ni hablamos, pero de la improvisación, ¡de la improvisación soy la reina!, o al menos, la princesona.
Mi medición precisa, ¡imposible! Yo todo lo mesuro «a ojo» y para colmo soy muy miope. Mucho.
Y paciencia, paciencia es quizá lo único bueno que la edad me ha ido regalando. Pero tampoco se ha estirado mucho la vida conmigo en este aspecto. Claro que también puede que influya el desajuste espiritual (de unos 10 años aproximadamente) que en eterno pleito me traigo con mi DNI.
¡Ah!, se me olvidaba la, para mí, más dificultosa e impracticable de las virtudes reposteras: la disciplina.
Disciplina, sin ni siquiera pensar en añadirle a la susodicha el gentilicio propio de las nacidas en el Reino Unido, para convertir la disciplina en inglesa, decía , que de todas las supuestas virtudes anteriores, esta es, para mí, la más imposible de practicar.
¿Será porque para mí, disciplinado en extremo es sinónimo de aburrido?.
¿Será porque para mí, ser aburrido es el peor defecto, de los no depravados, que puede tener una persona?
El aburrido, es rutinario, previsible, predecible, adivinable, repetitivo y, además, es de color gris y con muchas esquinas. Bueno, muchas no, tiene cuatro porque suele ser cuadriculadito.
Mi mundo es redondito y por cierto, haciendo juego con mi mundo, se me está poniendo el culito. Y es que ¡este blog me engorda muchísimo! Aunque en justa correspondencia, cada día me divierta más.»
Y sin más dilación, vamos con estas riquísimas y facilísimas magdalenas deliciosas.
Aproximado proceder:
En un recipiente amplio batimos con varillas manuales, 3 huevos Xl con 175grs de azúcar hasta que desaparezca el grano del azúcar. No es mucho tiempo.
Añadimos los 150 grs de aceite de girasol y la ralladura de la piel de 1 naranja. Mezclamos todo bien.
Es el momento de añadir los 175 grs de harina a la que habremos incorporado el pellizco de sal y los 8 grs de levadura química (1/2 sobre de levadura Royal). Es muy importante tamizar la harina mientras la incorporamos a la mezcla anterior.
Incorporamos los 50 grs de leche más los 40 grs de Cointreau y mezclamos todo bien. Hasta aquí no hay fallo posible. Si no queréis añadir el Cointreau, que es el puntazo y la gracia de esta receta, podéis sustituirlo por el zumo de la naranja que previamente habíamos rallado.
No hay más que rellenar, con esta mezcla, los moldes de magdalenas hasta el borde (salen 12 de tamaño normal) y, muy importante, cubrirlos generosamente con azúcar mezclada con canela. Esto le dará el punto crujiente y especial al copete de nuestras magdalenas deliciosas.
Sólo queda hornear 25 minutos en horno previamente precalentado a 200º.
Si yo pude perpetrar esta receta con éxito os aseguro que el más indocumentado puede hacerlo.
Ya me contaréis…
1 comentario
Me encanta el texto previo a la receta, tomarse las cosas con humor es fantástico y compartirlas es muy de agradecer. Besiños Carmen