Acercándose la fecha que todos sabemos, volví a recordar lo poco que me gustan los «días de». Me pasa con los » días de» de lo que sea, y ya sean los «días de» del padre, de la madre o del perrito que les ladre.
Tampoco, y por la misma razón, debería gustarme el «día de» del amor. Más que nada porque, precisamente, del amor en sus múltiples acepciones y facetas deberían ser todos los días.
La fecha está ahí y siendo mañana San Cupido y San Valentín, yo que antes era acomodada burguesa, me he transformado en antisistema y ya puesta, me he echado a las barricadas y también me he echado a perder.
Y como muestra de este antisistematismo tan reivindicativo, tan propio, y tan mío, me he puesto a escribir y me he propuesto publicar sobre el tema. Pero que conste en acta que lo he hecho en su víspera y no en el «día de». A ver si cuela…
Y como vaga también soy un rato largo, os voy a hilvanar hoy aquí dos cartas mías: dos cartas de amor. Las separan muchos años pero las sigo recordando como si fuesen casi de hoy. Mientras las releía y releía también un antiguo post, recordé cosas que había escrito sobre las cartas y también sobre las de amor.
«Ya no enviamos cartas escritas a mano, ya casi no reconocemos las letras de quienes amamos, nos amaron, o aún nos aman. Ya no distinguimos las letras amigas de las que no lo son. Ya no escribimos cartas. Ni siquiera escribimos cartas de amor.
Pasaron de moda las cartas, ¿pasaron de moda las cartas de amor? ¿o sólo pasó de moda el amor de carta?.
No quiero imaginar que el amor de ahora, se declare haciendo un corta y pega de cualquier «Rincon del vago amante», o del «Rincón del amante vago», que no sé qué será peor. ¿Cómo se escribirá ahora el amor? ¿Cómo lo hará el desamor?»
No sé como se hará ahora, pero recordé como se hacía antes. Me preocupa que las tecnologías, tan maravillosas para algunas cosas, hayan llegado a transformar como se siente y hasta como se escribe el amor.»
Aquí os las dejo:
Carta 1
«Llevo toda la semana escribiendo mentalmente y a ratos esta carta, con el indicio, con la sospecha, con la evidencia, de que tendría que escribirte, porque ibas a evitar nuestro encuentro.
Como puede que para ti igual sea más fácil leerme que verme y aún a riesgo de perder la ventaja, o la esperanza, de que en la cercanía real y física, un gesto, una mirada o un deseo, cambiasen algo de lo que aquí voy a decirte: te escribo.
Te escribo para decirte lo que siento. Y porque siento que no hay nada que perder, cuando está todo perdido.
Te escribo para decirte que no quiero convertirme en lo que, inexplicablemente, me estoy convirtiendo. No quiero ser una obligación pendiente, un deber no cumplido, un compromiso engorroso, una explicación debida, un mal trago que pasar, y que no pasa, a pesar de que lo hace el tiempo.
Te escribo para decirte que no sé como ha acabado todo así de raro, de estúpido, de extraño. Te escribo para decirte que lo siento.
Te escribo también, para que sepas que no te reprocho nada. Y aún sin reprocharte nada, la verdad, es que no te entiendo. Lo único que sé, es que me siento inexplicable e incómodamente extraña contigo. Y conociéndote tanto, tampoco lo comprendo.
Aún no estoy segura de cómo voy a poder sentirte, de cómo voy a conseguir mirarte, y sin embargo, sé que todo este repentino abismo, en un solo instante, lo cambiaría un abrazo. Lo cambiaría un beso.
Te escribo para decirte, que al tiempo que confieso lo que siento, te relevo de la obligación de cualquier engorroso encuentro. No me debes nada. Nada que no sientas. Nada que no eches de menos.
Te escribo para que sepas que intentaré recordar de ti, sólo lo bueno. Recordaré que me has regalado montones de risas y y otro tanto de alegría. Recordaré que me has dado, a mordiscos, mucha vida.
Te escribo para que sepas, que cosidas con agujas de reloj, estas heridas siempre cierran. Aunque queden cicatrices. Aunque éstas no se vean..
Te escribo para que sepas, que aquí me quedo. Me quedo sintiendo que no puedas desear lo mismo que yo, y que tampoco hayamos sabido decírnoslo a tiempo.
Me quedo sintiendo que eras la única persona de la que quería algo. Me quedo sabiendo que eres la única que quiero.
Yo, que un día te quise siempre, tengo ahora que quererte nunca…»
Carta 2
«Sé que lo sensato, inteligente, conveniente y prometido sería ignorarte y de una vez por todas, olvidarte. Sé que lo único que debería regalarte es mi silencio. Y no puedo.
Lo intento, sabes que lo intento y cuando casi lo consigo, reapareces, me recuerdas, me revives, me despiertas y rescatas todos los sentimientos y deseos que tan mal enterrados, de ti, aún tengo.
Así que haré lo que siento. Tú, lógicamente, creerás que hago siempre lo que quiero, como si yo fuese una caprichosa y los actos que tú provocas, reacciones de una niña malcriada. Y son todo lo contrario, porque no has entendido nada. Trato, y no es fácil, de obrar y de vivir como siento. Y siento, luego existo. Ese es mi axioma de vida.
No sé si la platónica idea de la media naranja es más una maldición que lo contrario, pero sé que la encontré contigo y esa certeza es la que hace que me resista, con una fuerza propia que yo misma desconocía, a la rendición y al abandono. Sabes que la vista no es un sentido que yo tenga muy desarrollado, pero en justa y divina compensación mi olfato es extraordinario.
Y huele a petróleo en el pozo de tu alma. Y excavo desesperadamente para alcanzarlo, pero sólo tengo dos manos para hacerlo y sabes que, nadie, ni siquiera la lluvia, tiene las manos tan pequeñas.
Lo que a ti te parece imposible, a mí me resulta lo más fácil de mundo. Estoy segura de que tienes que tener un resorte, un simple botón que yo pueda encontrar y apretar para deshacer tu triste encantamiento. Quizá en estos tiempos tan inclusivos y modernos, tú, seas el bello durmiente de este cuento, y yo, la que tenga que darte el tan liberador beso.
Sé valiente, prueba a romper tu maldito encantamiento. Sabes que no creo en las certezas absolutas porque no existen y porque, de hacerlo, sólo lo hacen en el alma de los soberbios. Y yo no soy soberbia. Siempre y, como yo, en diminutivo, me consideré digna. Mucho, pero poco más y poco menos. Y por si acaso pensases que esa dignidad le perdí contigo, te diré que te equivocas, creo. Piensa que yo nunca pido, nunca ruego, siempre y sólo ofrezco. Y eso lo cambia todo. Espero.
Se valiente y prueba a sentir que sientes. Yo ya no tengo expectativas, sé que a ti te pesan hasta donde puedo imaginarme, aunque no comprendo. Ya no están, te lo prometo, sólo tengo unas inmensas e irresistibles ganas de entenderte y de ver si puedo, con todo mi amor y mi paciencia, encontrar ese escondido resorte, Si eres humano, tendrías que tenerlo.
Se valiente. No creo que la vida ofrezca muchas veces estos casuales y perfectos encuentros, de ahí mi insistencia y mi resistencia a abandonarte a ti, y a abandonar esto.
Se valiente, y comparte conmigo esa botella pendiente. Aún estamos a tiempo. Me dijiste que, en soledad, el mismo vino no te pareció aquel primero. Descorchemos la botella y si en mi compañía y después de todo no vuelve a saberte como aquella, te prometo que me rindo. In vino veritas, o eso dicen.
Se valiente, yo llevo mucho tiempo siéndolo contigo y por ti…»
Yo siempre he sido muy de amores eternos aunque duren sólo una noche. O diecinueve días o quinientas noches.
P.S. I
La segunda carta nunca la envié. Si lo hubiera hecho, él sabría que aún lo sueño y que algunas mañanas el café me sabe salado.
La frase me pareció redonda. Después, me acordé de que siempre desayuno Colacao. Y me reí.
P.S. II
Hace años, escribí otro post sobre las cartas de amor Os lo dejo por si os apetece leerlo.
32 comentarios
Qué maravilla leerte. No dejes de escribir. Es terapéutico y una gozada para los que te leemos.
Muchísimas gracias, Cris. Gracias a ti por esta ahí y por comentar aquí.
Ufffff
Que valiente!
O que inconsciente,
Compartir estas cartas aqui!
De cualquier forma, gracias por hacerlo!
Un beso fuerte
Pues igual un poco de los dos ingredientes. En cualquier caso las cartas son mías. Los destinatarios anónimos. Eso lo cambia u poco todo, creo yo. Gracias por darlas y por comentar aquí…
Maravillosas cartas, llenas de tanto sentimiento y cargadas de amor. ….
Ojalá esa 2ª carta llegues a enviarla y así él pueda saber, como tú dices, q aún le sueñas y quizá sea valiente y pruebe a romper ese encantamiento y pruebe a sentir q siente y tú encuentres ese escondido resorte q sin duda, como humano tendrá y la vida os ofrezca ese casual y perfecto encuentro, q tú no abandones nunca y sea valiente y comparta contigo esa botella pendiente y q al descorcharla le vuelva a saber a aquélla para q seáis valientes los dos, pero juntos.❤️
Ya me gustaría Loli, pero me temo que no. Con mi anterior post me puse a salvo. Se habrá enfadado conmigo, que aunque nadie lo conozca, lo entiendo. Al enfadarlo, espero que ya no vuelva otra vez a mí.
Esperas que no vuelva porque lo deseas así o esperas eso porque lo conoces y es lo que esperas de él???? Me dejas muy triste ????????…es un Amor tan hermoso y tan sincero q me encantaría q llegase a un buen fin….ten esperanza!!! Y yo contigo Carmen❤️
Espero que no vuelva, Loli, porque por fin he aceptado que tengo que rendirme. Que de Virgen no tengo nada y de Lourdes poco. Y los milagros, de suceder, no los puedo ocasionar yo. Mi única esperanza ya, en no tardar quinientas noches en olvidarlo…¡A ver si en eso tengo más suerte!
Me encantan las cartas Carmen!!!De ahí pueden salir más de 10 canciones para un disco entero…las cartas de desamor…
Pus mira, es un señor piropo el que me has echado. Gracias por comentar y por estar….
Carmen, tampoco yo creo en el día de… Y menos en el del amor que debería de ser de continuo y a diario.
Gracias por compartir estas dos cartas que me parecen tan cercanas. Amarrada al duro banco …ambas manos en el remo que ahora es un teclado, comienzo la semana leyéndote lo que me parece el mejor regalo de este «día de …»
Que me digas que leerme es el mejor regalo de este día, no me puede hacer más feliz. Y que cuando seamos felices, lo sepamos. Que no siempre ocurre…
QUE BONITISIMO , BONITISIMO 1111111111111111111111111111111……………..
AMBAS ME RECHIFLAN .
Es un placer leerte , se me pone cara de bobita , mientras devoro .
Feliz dia de ….o feliz lunes gallego , lo que sea,que sea feliz .
Feliz día de lo que sea, Elia. Y que cuando seamos felices, lo sepamos… Gracias por estar siempre ahí.
maravilloso leerte..
Muchas gracias, María José. Maravilloso teneros ahí, del otro lado
Que bonita carta, da igual el día, para esos sinceros sentimientos, a por el resorte …????????
NO hay resorte posible ya, María Luísa. Me queda rendirme, que por fin lo hice, y olvidar. Aún con todo, mereció la pena. Vivir y sentir siempre la merecen.
Preciosas cartas!!! Con las que me identifico plenamente. Gracias por compartirlas. Un abrazo aunque no me conozcas!!!!
Pues muchísimas gracias, Mara, Aunque no te conozca yo tampoco. En cierta manera, nos imaginamos, que no es poco…
Que bien te expresas Carmen, no dejes de escribir.
Un cordial saludo
Lo intentaré, Julia . Gracias por decirlo y por hacerlo aquí…
Fantásticas cartas!!!!! Enhorabuena por escribir y sentir tan bien….
Gracias, Lara. Son yo…
Preciosas!!!! Me han encantado tus cartas, me gusta mucho como escribes, con que facilidad muestras tus sentimientos. Siento que sean tristes pero me alegra leerte que te quedas con lo bueno de esa persona, de ese amor.
Un beso y que tengamos muy felices dias de lo que sea que para desearse un feliz dia no hace falta que sea dia de nada a lo mejor solo la escusa para compartir unos bombones, jajaja
Gracias, Candi, Tienes toda la razón. Al final la vida bien vivida es vida, vida aprovechada y vida exprimida. Y para eso deberíamos vivir… Ahora bien, algún día me tocará tener suerte. A ver si os lo puedo llegar a contar…
Fantástica Carmen!!!!! Me encantas como escribes y todo la alegría que aportas a mi vida !!!
Elenen, que me digas eso, me aporta felicidad a mí… Mil gracias. De verdad.
Carmen, voy a guardar estas dos preciosas cartas de alguien que es generosa en dar, eso es algo difícil de encontrar, se puede ser generosa y dar, pero además ser generosa de ti, no tiene precio, como siempre cariños y admiración para ti… ahh y para tus fantásticos guisos
Berta, definitivamente ya no es que seas la reencarnación de una abuela, es que lo eres de mis dos abuelas, que ahí es nada. Gracias por estar ahí y por comentar aquí.
Qué bien escribes y qué bien sientes. Un abrazo Carmen.
Mil gracias por decírmelo, Marga.