Hoy tengo un día feliz.
Y no, no es que sea difícil que tal cosa me suceda, es que quizá hoy tengo un día especialmente feliz.
Si lo pienso, no tengo recíprocos, equiparables y especiales motivos para ello, o los que tengo, quizás a otros no les resulten suficientes para sonreír como a mí misma me sonreía yo mientras cruzaba esta misma tarde el Puente de Rande.
Venía conduciendo por la autopista de Pontevedra a Vigo, en un día precioso, admirando uno de los paisajes más bonitos del mundo. Bueno, al menos para mí y teniendo en cuenta los cachos de mundos que conozco, que eso, ciertamente, lo relativiza todo un poco.
De repente, empecé a sentir un estado de plenitud que debe, supongo yo, ser algo bastante parecido a eso que damos en llamar felicidad.
Una vez reconocido el presunto estado de gracia, y afortunadamente sin tener este estado nada que ver con el de la Virgen María (que para eso sí que ya se me pasó el otro arroz) me dio por pensar, decía, y con el peligro que pensar en mi caso conlleva, en el motivo de esa sensación tan grata, que a veces nos cuesta tanto alcanzar.
Y pensando, pensando, me di cuenta de varias cosas. Todas pequeñas. Como yo.
Pensé que hacía un día preciosísimo, de esos que es de bien nacidos apreciar, y más cuando, como en este año, escasean.
Un día de luz intensa, de luz pura y de pura luz .
Un día de esos en que si una fuera o fuese planta, lo único que haría sería la fotosíntesis. Y como planta ya dije por aquí que en otra vida debí ser (no sé si carnívora, amapolilla silvestre, o vulgar cardo borriquero) me di cuenta de que el sol es energía y me despojé de mis gafas oscuras, esas que de por sí no suelo usar yo mucho, más que nada, porque le cambian el color a la vida.
Pensé que venía de estar con personas a las que aprecio y quiero. Me pareció que, en un sentido unos y en otro, los otros, todos estaban especialmente favorecidos.
Pensé que la alegría se contagia y se reconoce, y que a todos, todos, nos sienta bien.
Pensé que vivía en un lugar maravilloso y lo pensé mientras conducía sobre el puente que cruza la Ría de Vigo. Punto kilométrico éste, en el que siempre respeto a rajatabla el límite de velocidad establecido. Y no tanto por el ya sobrehumano temor a las multas de la DGT, como por el maravilloso paisaje de azules que a ambos lados del puente se adivinan.
Hoy era un día de esos. De esos de mar y cielo fundidos en azules infinitos. Por eso, y sólo por eso, cruzaba ese azul a la velocidad indicada, intentando jugar con la fórmula física del tiempo, para que despacio, el espacio, (que también y siempre imaginé azul), durase más. Más tiempo
Pensé, paradójicamente y aún siendo yo de letras puras, que el secreto de la ansiada felicidad debía ser matemático, porque no debe ser éste secreto mucho más, que la capacidad para sumar todas esas pequeñas cosas buenas que cada día a cuentagotas nos da la vida, y la de restar las malas.
Y pensando, pensando, pensé que tanto en la vida como en la conducción, era recomendable mirar menos a los lados y mirar más al frente. Cuando lo hice, me encontré casi debajo de un enorme camión de Heineken, que a mí, que no soy especialmente ecologista, en clarito y bien grande me decía: «Piensa en verde…»
Y yo, que soy de por sí obediente a las señales (sobre todo si no son de tráfico) pensé que infinito azul y divertido verde, eran en realidad los colores secretos de la vida….
Y sin más dilación, la receta.
Arroz meloso de pulpo
Aproximado proceder
1. Poner en una olla agua a hervir, (2 litros), con 1 cebolla pelada y partida al medio, 2 hojas de laurel y sal
2. Cuando esté hirviendo sumergir y sacar el pulpo por 3 veces, para, como se denomina por estas tierras, «asustarlo». Estará así más blando.
3. Intentar cocer el pulpo en poco más del agua necesaria para el arroz, para que así quede este caldo más sabroso.
4. Si el pulpo es grande, yo usé medio porque era muy hermoso, llevará unos 40 minutos, pero todo depende del tamaño del bicho. Tiene que quedar en un punto casi hecho porque luego aún cocerá con el arroz.
5. Cortar el pulpo en trozos, picar, o esmagar la cebolla cocida, y reservar esto junto con el agua de la cocción.
En la tartera donde se vaya a cocinar el arroz dorar bien picada la otra cebolla. Cuando está dorada incorporar el pulpo cocido, dos cucharadas de pimentón de la Vera, dar una vuelta rápida sin que se queme, añadir la cebolla previamente cocida que estaba reservada y un cucharón de agua del pulpo.
6. Dejar que se consuma el agua a fuego lento. (Hasta aquí podemos realizar el proceso con antelación).
7. Antes de comer, calentar el guiso que tenemos preparado y cuando esté caliente, rehogar bien en el las dos tazas de arroz.
8. Una vez rehogado iremos incorporando poco a poco y revolviendo siempre, 2,5 tazas de agua de cocción por cada una de arroz = 5 tazas + algo de propina. Fuego medio. Salar.
9. Cuando se haya consumido casi el líquido, añadiremos un buen y generoso chorretón de aceite de oliva virgen maravilloso, y dejaremos reposar 2 o 3 minutos
Nota.
Se pueden guardar las puntas de las patitas para decorar la fuente o los platos. Como más os guste
15 comentarios
«Piensa en verde» ergo arroz meloso, es lógico.
Vamos que si te encuentras un camión de «Mudanzas O Parrulo» eres capaz de hacer Leche frita.
Hay Carmencita que me gusta lo que cuentas.
Te diré eso de:
SI BEBES NO CONDUZCAS. Que luego te dan las alucinaciones.
Un beso y haremos ese rissoto a feira.
Tu Juan_Ito
Tienes una virtud, Juan Ito. Una virtud que yo valoro sobremanera: me haces reír.
Te leo y me río, te releo y me rerío, te vuelvo a leer y aún me sonrío…
No fueron alucinaciones, es cierto, casi me meto debajo del camión del «Piensa en verde», por eso lo interpreté como una señal especial… del tráfico de la vida.
Y también es cierto que algo, aunque poco, había bebido…
Prometido ese rissoto a medias y lo que nos echen a medias también.
Otro beso de tu Carmen Edulis.
Eso me dicen mis amigas que se ríen mucho conmigo.
Técnicas de enamoramientos, no más.
G G G G G (R I E N D O).
Tú ya sabes mi lema:
«BE NICE OR LEAVE………….»
Juan_Ito
Hola :
Me ha encantado ver fotos de mi amada Galicia, y da por hecho que prepararé tu receta, cuidate.
Un fuerte abrazo, al final he puesto una foto de hace 3 meses de la boda de mi hermano en Austria.
Humberto
y yo lo que me rio con vosotros dos!!!!!
Mi madre siempre me decía que la felicidad era la suma de «pequeñas cosas» y una de «mis pequeñas cosas» son tus historietas
un besazo
Genial Carmen. Las pequeñas cosas y así contadas son las mejores y sí, también me río con los comentarios , los tuyos, los de Juan… y muy bonitas fotos también, como el día que hizo hoy tan fantástico. Un besote, Carmen.
Gracias a los cuatro:
A los tres incondicionales de siempre, y a Humberto que hoy se estrena por aquí.
Parece que Juan Ito nos hace reír a todos, a todos los mismos que pensamos que la felicidad está en disfrutar de todas las pequeñas cosas buenas que nos deja caer la vida al día. De las otras, de ser posible, ni hablamos.
Un beso a todos en un día cansado pero muy disfrutado…
carmencitaaaa de las especias…!!! que buena pinta tiene ese arrozzzzzzzzz!!!!
a dios pongo por testigo que no volvere a entrar en tu blog de 11 a 14h!!! me niego!! no no no y noooo!!! ( icono indignacion) jajajaja
Como nota cultural…. te animo a ponerle unos daditos de mango ( a medio madurar) en el sofrito la siguiente vez que lo hagas…. 😛
pa caerse de culo..!!
Toma nota Edulis…………
Que no te lo dice cualquiera.
Un beso a la sacerdotisa y a su Monaguillo de cabecera.
Parecéis sacados, mísmamente, de IKEA.
A D O R A B L E S.
Juan_Ito
Marbeya’1O
Monaguillo: que sugerente tu propuesta del mango…tomo nota del recado, mientras , como en este post, pienso en verde.
Juan Ito, una sacerdotisa, y un monaguillo de cabecera…sugieren una extremaunción….y estio no ha hecho más que empezar
Yo también te quiero.
Preciosa historia, Carmen, como siempre. Y preciosa canción. Y estoy segura que maravilloso ese arroz meloso. Aunque ése, de momento, tenga que esperar para probarlo.
Pues eso, a sumar y disfrutar de todos esos cachitos de felicidad.
Un beso
Casi dos años después de escribir este post, mira por donde, cae Rosana por aquí!!
Me encanta que resucitéis viejos posts con vuestros nuevos comentarios..así parece que nunca mueren…
Un beso, Rosana!!
Es una de las cosas buenas que tiene Facebook, responsable de que haya caído por aquí «un poco a destiempo», aunque dice el refrán que nunca es tarde… Algún día prometo darme un paseo por aquí sin prisas, porque tus historias siempre merecen (y mucho) la pena. Tus recetas también (no te vayas a «enfadar»), pero es que de momento tengo que conformarme con las del libro que, de momento, sólo he podido empezar a leer, que no probar. Prometo tirarme a la piscina en breve. En cuanto los viajes me den un respiro. Muchos besos 🙂
Rosana: pero como me voy a enfadar, y encima contigo!!…Me prodigo poco con mis historietas, pero, la verdad, que casi me gustan más que las recetas!! Al menos son más particulares y originales que estas.
muchos besos y adisfrutar mucho con lo que de momento puedas….
[…] si os gusta el arroz y el pulpo esta receta de arroz meloso de pulpo, viene acompañada de una de aquellas antiguas historietas. Esta me gustó siempre mucho. Cachitos […]