A estas alturas del negocio sois muchos los que ya sabéis que la pasta carbonara auténtica no lleva nata. Pero igual no sois tantos, o sí, los que sabéis que tampoco lleva bacon ni todo el queso que la enriquece debería ser parmesano-.
Para que nos entendamos, una pasta carbonara auténtica necesita: guanciale en vez de bacon; queso pecorino en vez de queso parmesano (o una mezcla de los dos); y tanto huevos enteros como sólo yemas.
Si tenéis un supermercado GADIS cerca, que es para quien, además, elaboro esta receta, estáis de suerte. Desde hace poco podréis encontrar en sus lineales un auténtico guanciale italiano, ya cortado, de la conocida marca FERRARINI y queso pecorino al corte en la sección de charcutería.
Con una buena marca de pasta como DECECCO y huevos de corral COREN, el éxito de esta receta está ya asegurado.
Pero antes de ponernos con la receta de pasta carbonara auténtica y aprovechando que estamos hablando de pasta y que yo estoy super cualificada para ello por el mero hecho de ser católica, apostólica y romana, (que es lo que aquí y de verdad viene a cuento), aprovecharemos, digo, para repasar dos objetivos didácticos esenciales:
1. ETERNOS ERRORES ESPAÑOLES A EVITAR
- Cocer más tiempo de lo necesario la pasta.
- Añadir al agua de cocción, aceite o mantequilla.
- Enjuagar la pasta ya cocida con agua fría.
- Gratinar y recocer la pasta en el horno.
- Lanzar la pasta “en modo jabalina” contra la pared.
- Ahogar la pasta en cantidades ingentes de salsa.
2 TRUCOS ITALIANOS A IMPLEMENTAR
- Cocer la pasta el tiempo justo para que esté “al dente” de verdad
- Cocer la pasta SÓLO en agua, o caldo, con sal.
- Siempre que la receta lo permita, cocer menos tiempo de lo indicado la pasta y terminar de hacerla dentro de la salsa correspondiente.
- Guardar un vasito de agua de cocción por si lo necesitamos para aligerar la salsa.
- Descubrir que hay vida más allá de la salsa de tomate y disfrutar de pastas deliciosas que no llevan este condimento.
Y ya, sin más dilación… ¡Vamos al lío!
Aproximado proceder:
En una tartera con agua y sal cocemos la pasta el tiempo justo que indique el fabricante. La diferencia entre una buna pasta y una más normalita no es mucha en dinero y sí en resultado. Avisados estáis.
Mientras se cuece la pasta, en una sartén sin nada de aceite, doramos el guanciale cortadito que ya irá soltando grasa de sobra.
Mientras, batimos los huevos y las yemas, y les añadimos el queso pecorino rallado y, si queremos, también un poco de parmesano. Mezclamos bien y reservamos.
Cuando el guanciale comience a desprender su grasa por efecto del calor, incorporamos esta grasa a la mezcla de queso y huevo y removemos bien. Reservamos el guanciale en la misma sartén.
Retiramos una tacita de agua de la cocción y le añadimos un poco al queso para darle la consistencia a nuestro guasto.
En cuanto esté hecha y aún «al dente» escurrimos la pasta elegida y la mezclamos en la sartén con el guanciale doradito y el resto de su grasa.
Incorporamos la pasta y el guanciale bien calientes a la mezcla de huevos y queso que también estará templada por el agua de cocción que acabamos de incorporar.
Mezclamos todo bien y servimos inmediatamente.
Añadimos pimientas molidas al gusto y un poco más de nuestro queso favorito rallado.
No queda más que darse prisa para que no se nos enfríe esta pasta carbonara auténtica. El resto, es sólo disfrute del bueno…
1 comentario
Huy , con lo que me rechifla la carbonara …………..probare esta super autentica .Yo podria vivir perfectamente alimentandome solo de pasta .
Me encantan tus aportaciones al engorde comunitario .
Y me encanta leerrte