INFANCIA, VERGÜENZA Y LLUVIA
Es lunes y aquí siempre llueve. Da igual el día de la semana que sea. Siempre llueve.
Esta es una ciudad triste. O a mí me lo parece. Igual también influye que la comparo todo el tiempo con la ciudad de donde vengo.
Mi nueva casa es grande, pero es oscura. Tampoco tiene un patio lleno de niños jugando y pegando balonazos a todo. Allí tenía amigos que, como dicen en el anuncio de los plátanos de la tele, todos los días rompían una ventana, ¡por lo menos!
Hasta mi dormitorio, que es la última habitación de la casa, hay un eterno pasillo que me aleja del ruido del salón, de las pelis de uno o dos rombos que nunca me dejan ver, del 1, 2, 3 de los viernes y del permanente bullicio de los autobuses de la Plaza de España. Aquí son raros hasta para ponerle nombres a los autobuses. Los que aparcan y llenan de humo las ventanas del salón de mi casa se llaman: “El ideal Gallego”. En la ciudad donde yo vivía, a nadie se le ocurriría poner semejante nombre a unos autobuses sucios, feos y viejos que van dejando todo lleno de humo y olor a gasoil.
Es lunes y tengo que ponerme el uniforme más feo del mundo. Es otra vez lunes y para ir al colegio tengo que salir a la calle vestida con él. Aquí los lunes son muy asquerosos.
Me da tanta vergüenza que me vean vestida así, que siempre llevo por encima el mandilón del cole. Las monjas del cole del año pasado me caían mejor y hasta al mandilón allí se llamaba distinto. Allí el mandilón se llamaba «babi» y a mí me sonaba mejor.
A mi madre no le importa que tape mi uniforme, pero estas monjas nuevas están empeñadas en que luzca orgullosa por toda la ciudad los colores de su club. Yo , hago lo que puedo y me resisto, pero no voy a tener mucho éxito. Lo veo venir.
Como siempre, soy el número uno de la clase. Es lo que tiene el sistema alfabético. Mi abuela me dijo e otro día algo que no sé si entendí muy bien. Me dijo que el oren alfabético, asigna eternos lugares físicos y, a veces, hasta académicos. Una cosa tengo clara: ahora tampoco me gusta este orden , antes no me importaba
Un día, no recuerdo si era lunes o no, pero seguro que llovía, me cambiaron de pupitre para sentar en mi sitio a una que siempre estaba castigada. Así que en otro día de lluvia aparecí, por primera vez en mi vida, sentada al fondo del todo de un aula.
Y fue rarísimo, porque al ocupar mi nuevo puesto empecé a no entender nada.
Sin saber como, dejé de llegar a tiempo a ese punto famoso en el que dos trenes, saliendo de distintas ciudades a velocidades diferentes, obligatoriamente se encuentran. Mis trenes dejaron de alcanzarse. Y empezaron a chocar. Y chocaban tanto y a tanta velocidad que el resultado en vez de en kilómetros por hora, me empezó a dar en muertos.
Al final, fue un oculista el que solucionó aquel problema que empezó, siendo y pareciendo, únicamente matemático.
Quiero volver a Cádiz. Aunque no sea lunes, aquí siempre llueve.
Cuando escribí todo esto, en este diario de piel verde con candado que acabo de encontrar revolviendo entre las cajas del desván de mi madre, aún no sabía que las matemáticas, y más tarde la física, iban a constituir dos de los grandes misterios de mi vida.
Nunca podré entender, como una fórmula matemática puede llegar a contener más letras que números, ni que un vector sea una flecha y no lleve un indio detrás.
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Y si habéis acabado de leer esto sin aburriros mucho y queréis leer la primera de estas historietas de la serie: «infancia » podéis picar en INFANCIA , VERGÜENZA Y PLAYA.
IMAGEN: VIX.COM
20 comentarios
Carmen, es evidente que, desde siempre, has sido una estupenda escritora.
Llevo muchos años siguiendo ti blog y nunca me defrauda.
Me encantan tus recetas (aquella ensaladilla rusa en florero de la que mis hijas se ríen pero no dejan ni un guisante) pero me gusta mucho más como escribes.
Gracias por compartir tu genio con nosotrosUn gran abrazo
Pues gracias a ti por esos piropos, Pilar. Me alegra que tus hijas no dejen ni un guisante y que tú no dejes de leerme a mí. Gracias por comentar aquí.
Gracias Carmen por compartir tus escritos y recetas. Las recetas me gustan, pero leo con entusiasmo tus escritos. Es un placer y me ayudan a recapacitar y reflexionar.
Buen fin de semana.
¡gracias, María! Son cachitos de mi vida, versionados por el tiempo y mi imaginación. A veces, parecidos a otros trozos de otras vidas que acaban haciéndonos evocar las propias…
Me encanta Carmen. Es como volver un poquito a la infancia pero ya sin penas, más bien recordándola con una sonrisa.
Un saludo.
Esa es la manera. Olvidar las penas y guardarnos lo bueno…Un abrazo, Pura.
Me encanta leerte eres genial un abrazo
Pues muchísimas gracias por decírmelo, Paloma. Y por hacerlo aquí, aún más…
Llevo siguiendote ańos , te descubrí en un programa de tele, la verdad no muy bueno, pero tu me enganchastes , me encantan tus recetas , pero lo que mas me gusta
son tus historias , como se dice en mi preciosa tierra , vals per a tot.
¡Aquel programa! Aquello si que es para olvidar. Gracias por tu cariñoso comentario. Y ya me gustaría valer para todo…
Me ha encantado, Carmen. Se ve que el arte de escribir va unido al de cocinar, buena mezcla que da un sabroso resultado❤️
¡Hala! Vaya piropo. Mil gracias, Pilar…
Me encanta lo que cuentas y como lo cuentas, besos desde Valeixe
Y a mí me encanta como ves y como lo capturas. Estamos empatados. y muchísimos besos desde Vigo.
Te sigo desde hace sólo unos pocos años.. pero coincido con los demás.. me encanta leerte.. me encantan tus relatos.. tanto como tus recetas y voy a muchos sitios a comer siguiéndote la pista!! Muchas gracias por compartir y por tu naturalidad.
!Eso me encanta, de verdad! aunque otros me riñan por ir descubriendo sitios, no te creas… Gracias por tu cariñoso comentario, María…
Los recuerdos a veces nos confunden, lo escrito es el momento ayuda a verlo tal y como fue. Al menos lo que sentíamos.
Abrazo.
Sí que los recuerdos nos confunden, Manuel. Es más, yo tengo la teoría (tan particular como el patio de mi casa) de que la vida no es como sucede sino como se recuerda…
Gracias por comentar y por hacerlo aquí, además.
Hola Carmen,
Me encanta lo que estoy leyendo tuyos, lo vas desgranando con mucha calidez, te seguiré leyendo.
Una pregunta, por qué no te gusta Vigo, te parece fea?, fijate que yo no vivo ahí y volvería a mi ciudad, que morriña tengo!, entiendo que estés cansada de la lluvia, en Mallorca, estoy cansada de tanto sol. Son diferentes visiones de las cosas que tenemos las personas, ambas muy respetables. Te seguiré leyendo, un abrazo.
Hola Elena. No, no hablo de Vigo en esta historieta. Son recuerdos de una época en la que viví en Ferrol. Fue una época tristnna y eso se refleja en como recuerdo yo esa ciudad. Y venía del azul de Cádiz y se ve que me costó…Gracias por comentar y perdón por mi tardanza en contestar que estuve unos días de viaje…